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A través del fuego

A través del fuego

            Un miércoles de 1998 se volvió el día en el que el Señor me llevó a través del fuego. Un día de arrepentimiento y llanto por mis pecados. Las noticias reportaban que mi casa de Tall Timbers se incidió completamente, destruyendo todas las posesiones y animales dentro.

Esa mañana fui a trabajar temprano tratando de empezar temprano aquel día ajetreado. Todos seguían durmiendo cuando salí de la casa. También tenía otra razón para levantarme temprano, ya que tenía una reunión con un compañero de trabajo que toda la anterior semana me habló de Jesús. Aquella mañana yo tomé mi café y tuve una dosis de lo que aquel hombre llamaba “la palabra.” Era un nuevo año y yo estaba buscando alguna forma de cambiar mi vida. Él me entregó un panfleto para que yo lo leyera, pero en mi mente leerlo no estaba en las prioridades que yo tenía para aquel día. Lo pensaba leer después, cuando tenga tiempo. Lo que no sabía era que esta nueva vida que estaba buscando iba a empezar ahora.      

La pérdida de nuestra casa fue traumática y por varios días seguíamos en shock. Un día lo teníamos todo y al día siguiente no teníamos nada. Luego al buscar entre los escombros de la casa, encontré una cruz de madera que me regalaron cuando fui bautizada. Fue enterrada ocho pulgadas bajo tierra. El momento que tomé la cruz y la puse en mi mano, supe que era la última vez que Dios me haría una invitación para que yo sea parte de Su reino. Me dio una visión de las tres personas que anteriormente trataron de explicarme la misericordia y gracia de Dios. Yo tenía que tomar una decisión. Decidí vivir.

Todos tenemos que tomar decisiones. ¿Escogerás vivir? Si todavía no tomaste la decisión de aceptar a Cristo, puedes hacerlo hoy. Es más fácil que ser cargado a través del fuego.

“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” Romanos 10:9

Querido Señor Jesús, yo se que yo soy un pecador y vengo ante ti para pedirte perdón. Yo creo que tu moriste por mis pecados y luego resucitaste de la muerte. Me arrepiento de mis pecados y te invito a que entres a mi corazón y a mi vida. Quiero confiar en ti y seguirte como mi Señor y Salvador.

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