Muchos hoy siguen el principio de dar el 10% de sus ingresos a la Iglesia. Este requisito estaba bajo el antiguo pacto de la ley. En ninguna parte del Nuevo Testamento Dios nos exige que demos el 10% de nuestros ingresos. Sin embargo, vemos bendiciones que provienen de dar.

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto,” dice Jehová de los ejércitos, “si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. “Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril”, dice Jehová de los ejércitos.” Malaquías 3:10-11

Dios dice, ponme a prueba. Él nos está desafiando a abrir nuestros corazones para dar donde Él desea. Él conoce las necesidades reales de Su casa. Cuando hacemos esto, Dios no solo restaura lo que hemos dado, sino que Sus bendiciones nos alcanzarán y continuaremos produciendo, y lo que produzcamos estará protegido. Nunca podremos dar más que Dios.