Si recientemente sufriste una pérdida, los siguientes días que te encaminen hacia un evento grande o feriado comenzarán a entristecerte. Es normal estar afligido por una pérdida; sin embargo, si el luto puede convertirse en un dolor extremo, enojo o amargura. Enfócate en Dios. Pídele que se lleve tu dolor y que te traiga alegría.
Dios desea que vivamos una vida de abundancia en Él. “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.” Salmos 16:11. (RVR)