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El desenredante

El desenredante

            Hay algunos problemas que solo Dios puede desenredar. Orar es la solución. Alza tu voz hacia el Señor.

Alábalo, “Tu justicia, Dios, llega hasta le cielo, tú que hiciste grandes cosas. ¿Quién es como tú, Dios?”

Déjale saber exactamente por lo que estás atravesando y confiesa tu confianza en Él “Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.”

Pregúntale que es lo que Él quiere que tu hagas, “Aumentarás mi grandeza, y volverás a consolarme.” Salmos 71:19-21

Ahora, para finalizar el proceso de desenredo, agradécele, porque Él merece todo el honor. ¡Gracias Jesús! Oro todo esto en el nombre de Jesús.

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