El engaño es algo contra lo que debemos protegernos en los últimos días. Escuché a un pastor decir: “Si no

cree que puede ser engañado, ya está engañado.”

“No se dejen engañar de ninguna manera, porque primero tiene que llegar la rebelión contra Dios[a] y

manifestarse el hombre de maldad, el destructor por naturaleza.” 2 Tesalonicenses 2:3

Se nos advierte varias veces en las Escrituras que no seamos engañados.

Jesús advirtió que muchos vendrían en Su nombre pretendiendo ser Él (Mateo 24:4-5), y advirtió que habría

muchos falsos profetas que se levantarían y engañarían a muchos (Mateo 24:11).

Entonces, ¿cómo nos protegemos del engaño? Primero, debemos humillarnos y pedirle al Señor que nos

muestre lo que no podemos ver, y ser hacedores de la palabra de Dios, «… No se contenten solo con escuchar

la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. El que escucha la palabra, pero no la

pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo y, después de mirarse, se va y se olvida en

seguida de cómo es. Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no

olvidando lo que ha oído, sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla.” Santiago 1:22-24

Por último, ora para que el Señor te muestre si te estás engañando a tí mismo, si estás engañando a otros, o

si otros te están engañando.