Los comentarios son off para este post

Envejeciendo

 

Mientras envejezco, mi cuerpo se va desgastando hasta que Dios decida llevarme a casa. Yo comparo mi cuerpo con un par de zapatos gastados. Estos zapatos recorrieron muchos kilómetros, pero Dios tiene un nuevo territorio para que conozcan. Dios nos ha dado cuerpos terrenales para hacer su voluntad a través de nosotros. Él nos hace experimentar dolor y sufrimiento algunas veces, no solamente para mostrarnos su poder sanador, sino también para que nosotros tengamos empatía y compasión con otros.

Mis zapatos atravesaron por muchos charcos y tuvieron problemas con muchas colinas, pero yo sé que Dios siempre pondrá fortaleza en mis pies para que los zapatos sigan avanzando. Le pedí muchas veces a Dios que limpiara estos zapatos de la mugre y el polvo, para que cuando me encuentre con Él estén limpios.

“Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” 1 Corintios 15:57-58. (RVR)

Los comentarios están cerrados.