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La envidia y los celos matan

          “Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él. Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: !!He aquí el hombre! Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: !!Crucifícale! !!Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él.” Juan 19:4-6

La vida de Jesús glorificó a Dios. Los sumos sacerdotes sabían de Dios, pero no conocían a Dios ni lo glorificaban. La envidia se apoderó de ellos y los derrotó. La envidia tiene un hermano que son los celos. Estos trabajan juntos para derrotar a la vida.

Entonces te debes estar preguntando, ¿cuál es la diferencia entre estos dos hermanos? La envidia es la emoción de desear lo que alguien más tiene, mientras que los celos es la emoción relacionada con el miedo de que alguien te quite algo que ya tienes.

“Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: ¿a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? Porque sabía que por envidia le habían entregado.” Mateo 27:17-18

La envidia y los celos fueron unidos gracias al hermano más débil llamado miedo. El miedo (evidencia falsa que parece real) anuló el veredicto.

«¿Oh muerte, dónde está tu aguijón?
Oh Hades, ¿dónde está tu victoria?

El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado es la ley. Pero gracias a Dios, que nos da la victoria a través de nuestro Señor Jesucristo. 1 Cor 15: 55-57

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