Habrán momentos en tu vida en los que te enojarás. «‘Si se enojan, no pequen.’ No permitan que el enojo les
dure hasta la puesta del sol,» Efesios 4:26
También hay ira justa. Jesús exhibió un arrebato de ira justa en el templo (Mateo 21:12-13).
Y luego está la ira que controla a una persona. La ira es un síntoma de sentirse atrapado. La ira que controla
es el resultado de la amargura, la falta de perdón, y el resentimiento.
La Biblia dice: “Refrena tu enojo, abandona la ira; no te irrites, pues esto conduce al mal.» Salmo 37:8, y
«Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia.» Efesios 4:31. Pero,
¿cómo haces esto cuando te está controlando?
Dios le dijo a Caín: “Entonces el Señor le dijo: ¿Por qué estás tan enojado? ¿Por qué andas cabizbajo? Si
hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero, si haces lo malo, el pecado te acecha, como una
fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo.» Génesis 4:6-7
El deseo del enemigo es controlarte. Cuando te sientes enojado, amargado o resentido, deja de meditar sobre
lo que ha causado el enojo y clama a Dios y pídele que te ayude. “Así que sométanse a Dios. Resistan al
diablo, y él huirá de ustedes.» Santiago 4:7