Si realmente nos ponemos a pensar, en el cielo hay tribunales que tienen un juicio correcto y perfecto. Dios es Dios de la verdad, sus juicios están basados en todos los hechos y Él gobierna justamente en Su reino.

“Dad a Jehová la honra debida a su nombre; traed ofrendas, y venid a sus atrios… Delante de Jehová que vino; porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, ya los pueblos con su verdad” Salmos 96: 8,13.

Así que, ¿quién es nuestro adversario?

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro [nuestro] adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” 1 Pedro 5:8.

Nuestro enemigo quiere decir mentiras acerca de nosotros en la corte celestial.

“… Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los [nos] acusaba delante de nuestro Dios día y noche” Apocalipsis 12:10b.

Y la única manera en la que podemos ganar en la corte de Dios es:

“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos [nosotros], y menospreciaron sus vidas hasta la muerte” Apocalipsis 12:11.

Nosotros podemos tener confianza y seguridad si servimos a Cristo, el Cordero de Dios, para que aquél día donde toda verdad se conozca en su corte, todos nuestros pecados arrepentidos sean cubiertos pos Su sangre preciosa.

“… Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: “Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios.” De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” Romanos 14:10b-12.