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Rendirse

Rendirse ha tomado una connotativa negativa en nuestra sociedad de hoy—la palabra a muchos significa perder el control o darse por vencido.

Muchos asocian la palabra rendirse a los conflictos durante tiempos de guerra. Un grupo entrega sus armas, su persona a la otra, y ellos están a la merced de ese grupo. Nosotros estamos en una guerra. Tu estas en el lado de Dios, tomando ordenes de la armada del Señor de los Cielos o tomando órdenes del otro lado. No puedes ser un objetor de conciencia.

Cuando rindes tu voluntad a Dios, estas diciendo; Dios, yo entrego todo hacia ti. No estas perdiendo nada, porque era de Dios de todos modos. Al contrario, te estas convirtiendo libre de los lazos del pecado hasta el control del enemigo en tu vida. 

El deseo del enemigo es controlarte. Sus intenciones son robar, matar y destruirte. Dios viene a darte vida abundante (Juan 10:10). Dios desea protegerte, cuidarte, y amarte. Cuando tú te rindes a él, él te llena de cosas buenas.

 “…más los que buscan al Señor no carecerán de bien alguno.” Salmos 34:10 

“Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:20 

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