Resucitó, se levantó de los muertos y volvió a la vida. Cuando vemos la muerte de Jesús, vemos vida. Una vida que dio todo por nosotros para que nosotros tuviéramos todo.

Jesús tomó nuestro lugar. Nosotros deberíamos haber estado en esa cruz. Nosotros éramos Barrabás y fuimos liberados. Su sangre derramada grita… te doy vida y vida en abundancia. ¿Vas a recibir todo lo que he sacrificado por ti?

“Quien llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.” 1 Pedro 2:24

“Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con Él; no reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias.” Romanos 6:8,12