“Aquellos que siembran con lágrimas Cosecharán con alegría. El que continuamente sale llorando, llevando semilla para sembrar, sin duda volverá con regocijo, trayendo sus gavillas consigo.” Salmo 126:5-6
Las lágrimas esparcidas cosecharán abundante cosecha. Nuestras lágrimas son semillas preciosas que algún día traerán alegría para nosotros y todo lo que tocamos. Pero ese no es el final de la historia. Dios nos promete que algún día no habrá más tristeza ni llanto (Apocalipsis 21:4), y sus santos vivirán en un gozo sin fin.