¿Víctima o vencedor?
Cuando oramos, ¿oramos con actitud de vencedor o de víctima? Jesús enseñó a sus discípulos cómo orar. Ellos vieron que Él oraba con autoridad y Él les dijo que oraran diciendo, “venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). RVR
Si oramos de la manera en la que Jesús nos enseñó, con autoridad, deberíamos estar expectantes a que nuestras oraciones sean respondidas. “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades, y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos” (Lucas 9:1-2). RVR
Ya que no hay demonios, ni enfermedad ni malestar en el cielo, podemos orar con autoridad sobre todas estas cosas para que se vayan, cuando estén presentes en la Tierra. Debemos tener total confianza de que Jesús está haciendo el trabajo detrás de nuestras peticiones.
Hoy en día seguimos teniendo poder mediante la sangre de Jesús y por el Espíritu Santo viviendo en nosotros. “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hechos 1:8a). RVR